lunes, 10 de septiembre de 2007

ANA::: SU DÓNDE Y SU CÓMO





Piel caliente, matices más amarillos que rojos encendidos, femeninos, heridos, sabor intenso entre sensualidad y locura. Siempre se le ve caminando, en busca a esa respuesta que le roba sus sueños desde hace tres años; camina, el viento la deja pasar por entre los espacios que dibuja su silueta, el viento la seduce, se roba su olor, el retumbo de sus pasos en medio de la bulla urbana, ella en medio de sus conflictos, es abrazada de mágicas luces de colores pasteles. Los días son entre café y amarillo encendidos

En sus caminos la oprime el amor de su padre, un amor que no lo quemó ese fuego, cada paso sobre la textura del asfalto le recuerda su esencia, su ida improvista y desagradecida, sus sueños prometidos y cumplidos, los golpes por aprender a montar bicicleta con él, el castigo que le dolió más a él que a ella, la sonrisa de su graduación… el grito seco y decidido “Déjame tirarte, tú mamá te necesita”.

Cuando no camina, se mimetiza en su casa, a veces se olvida de si misma, se vuelve esclava de sus recuerdos y del tiempo, su más triste recuerdo es un miembro de su cuerpo, y cree que a la tumba se lo lleva.

Tiene un cuaderno, un revelador cuaderno de sus agonías en silencio, de las tantas 24 horas que ha pasado sin cerrar y descansar sus ojos, el día que ella muera será el acto más revelador de todo secreto caminante, sí… porque los secretos caminan, inundan la ciudades, los pueblos, las tumbas; Ana tiene muchos secretos como todos a quienes miramos a los ojos mientras nos cuentan como le fue en el día, en ese instante estamos mirando su alma, pero no la podemos oír, Ana tiene los suyos, y tiene otros que escribe pero no sabe que son secretos.